viernes, 24 de abril de 2020


La ceremonia del adiós                                                                           Lic Sara S. Dahan



Las calles vacías, los parques, las plazas. Las vías del tren, los andenes. El espacio público vacío.
Algunos transeúntes se cruzan. Barbijos sí, barbijos no. La mayoría sí. En los autos también. ¿That is the cuestion? me pregunto. Ser o no ser, usar o no usar.
¿Nos protegemos? ¿Los protegemos? ¿Individualismo o Solidaridad?
Nos miramos con desconfianza, con temor. Somos posibles enemigos, posibles contagiadotes, infectadores.
Los perros pasean a sus dueños. Algunos llevan protección en las patitas.
El sol se pone como siempre cada atardecer, así como salió por las mañanas. Y salen las estrellas, ahí están. Voy y constato su presencia: titilan, brillan.
Pero hay una especial. Cuando el cielo se pone dorado a eso de las 19 horas empieza a brillar Venus un corto tiempo para luego desaparecer.
La acompaña el canto agorero de ciertos pájaros que parecen anunciar el fin del mundo y de los tiempos. Poco a poco se disipan los colores.
Algunos vecinos nos saludamos, desde terrazas, ventanas, balcones. A las 21 hs. suena una sirena que nos recuerda que muchos siguen trabajando… arriesgándose.
No es la primera epidemia, pandemia, gripe mundial. Es la que nos tocó. Eso que fuimos no volveremos a ser. El aire trae a Pedro Páramo y sus fantasmas.
Busqué la etimología de pandemia: pan/ totalidad, demia/pueblo, el pueblo entero.
El dios Pan era el semidiós de los pastores y rebaños en la mitología griega, especialmente venerado en Arcadia. En la mitología romana se identifica a este dios como un fauno.
Era el dios de las brisas del amanecer y el atardecer. ¿Cuándo pasó a ser el dios de la muerte?

Busco a Borges en mi auxilio y me llega su voz entrecortada con algunos versos de El reloj de arena

…..
La arena de los ciclos es la misma
E infinita es la historia de la arena
Así, bajo tus dichas o tu pena,
La invulnerable eternidad se abisma.

No se detiene nunca la caída
Yo me desangro, no el cristal. El rito
De decantar la arena es infinito
Y con la arena se nos va la vida.

En los minutos de la arena creo
Sentir el tiempo cósmico: la historia
Que encierra en sus espejos la memoria
O que ha disuelto el mágico Leteo
…..


Seguimos a la espera de una mirada que nos devuelva la confianza en el porvenir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario